Motivación para alcanzar tus metas

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Como sucede con cualquier dimensión humana, la motivación es difícil de definir y mucho más de guiar. De entrada pensemos en éstas tres teorías: El racionalismo tradicional, que considera que actuamos porque tenemos un motivo para hacerlo, siendo así responsables de nuestras acciones, el mecanicismo que sería lo opuesto: actuamos por factores bioquímicos que de comprenderlos mejoraríamos nuestro rendimiento. Y no puede faltar el determinismo empírico que nos viene a decir que nuestra conducta ha acontecido al cumplirse condiciones específicas, éste último se alinea más en los efectos derivados del aprendizaje.

La motivación está formada por muchos factores tales como nuestra personalidad, el instinto básico, el aprendizaje, las expectativas, los estados fisiológicos, etc. Lo indudable es que es una necesidad o un deseo que energetiza nuestra conducta y la dirige hacia nuestro objetivo.

Motivación y emoción

Estrechamente ligada a ella, está la emoción y es que las dos estimulan una conducta determinada. La emoción es esa sensación positiva o negativa a la que le sigue una activación fisiológica (llanto, miedo), y una conducta en consecuencia, es decir las motivaciones se acompañan de emociones, un ejemplo: Tengo una gran motivación para salir con mi compañero de trabajo que me gusta, y esto ahora mismo me trae emociones como alegría, miedo, amor…

Por otro lado las emociones suelen tener un componente motivacional en sí mismas, en éste ejemplo las emociones de alegría, amor y miedo, entre otras claro, me llevan acabar mis obligaciones en el trabajo pronto, irme con “mis mejores pintas”, cancelar o posponer otros compromisos, etc.

Los orígenes de la conducta

Queremos ese puesto de trabajo, ya nos han dado la entrevista y al final faltamos. Hemos ido a la nutricionista y nos apuntamos al gimnasio y de pronto nos vamos de buffet libre del chino de la esquina. Leemos el periódico y la primera noticia es que el marido  que acaba de asesinar a su esposa infiel se considera culpable. ¿Qué ha pasado?, ¿por qué falto a la entrevista que  podía  mejorar mi área profesional?, ¿cómo se me ocurre irme a dar un “festín” luego de haberme comprometido conmigo misma y estar siguiendo una dieta y nuevo estilo de vida?, ¿por qué el marido se venga de su mujer de la manera más cruel?

Todas y cada una de estas conductas han recorrido muchos caminos, acentuados por los impulsos primarios y matizados por el aprendizaje, los imperativos fisiológicos, la necesidad de explorar y dominar el ambiente, esas expectativas, la propia ansiedad que activa o bloquea la motivación y  nuestra personalidad.

Motivaciones primarias y secundarias

Muchas de nuestras motivaciones vienen de la necesidad de supervivencia: la sed, el hambre, el sueño, respirar, mantener la temperatura corporal y cómo no, la necesidad sexual, estas son motivaciones primarias y regulan homeostáticamente, es decir, buscan el equilibrio a toda costa.

La necesidad creará una activación, consecuente con la intensidad del motivo, que a su vez está encaminada a reducir el impulso. Los más dependientes son las necesidades biológicas, pero el resto de impulsos no están necesariamente marcados por la carencia, pueden ser estimulados desde el exterior, es decir, a través de incentivos ambientales que sí que son capaces de activar nuestra conducta.

Las motivaciones secundarias son aquellas que no satisfacen una necesidad biológica, se les llama adquiridas porque influye entre otras cosas el aprendizaje y la cultura, son de tipo más social.

Es posible motivarse si algo produce una recompensa o un castigo, por ejemplo las aficiones deportivas, la vocación profesional, el afán de estatus social, etc.

Lo primero es lo primero

En el año de 1970, Abraham Maslow propuso una jerarquia de las motivaciones que hoy en día se sigue siendo perfectamente válida:

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Como vemos aquí, nuestros intereses van ascendiendo desde la base, que serían las necesidades fisiológicas, pasando por las de seguridad, pertenencia o afiliación, amor, reconocimiento y llegando a la autorrealización, que incluye lo más trascendental de nosotros, el desarrollo de nuestra propia naturaleza en todos los aspectos.

Por regla general y analizándolo multidisciplinarmente, tú no puedes concentrarte en tu trabajo o estudios si no tienes asegurado tu sustento o están a punto de desalojarte de tu vivienda. De todas maneras, el orden de las necesidades no está demostrado universalmente de nuevo entran en juego las diferencias individuales.

Es posible que la conducta adulta siga principalmente a motivos que han alcanzado plena autonomía frente a cualquier necesidad de orden biológico, es decir que se tornen en hábitos, por ejemplo: ordenamos nuestras cosas porque recibimos elogios o castigos, pero después de practicarlo constantemente, el orden termina por ser una conducta deseada. En otras palabras, en función del aprendizaje instrumental podemos condicionar nuestros intereses.

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Necesidades de logro, afiliación y poder

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Necesidad de logro

Piensa un momento en ti, ¿te esfuerzas por tener éxito, por destacar en los objetivos que se te han fijado?, ¿o piensas en ti mismo como uno abúlico, conformista o excesivamente disciplinado? Pues si te inclinas más por la primera pregunta estas enormemente motivado para uno de los impulsos más comunes de nuestra sociedad: la obtención de logros, de conseguir un resultado significativo y de mejorar tus tareas. 

Estilos de las personas con una elevada necesidad de logro:

  • Tienden a preferir tareas moderadamente difíciles que permiten alcanzar el éxito, ya que éste será atribuido a su propio esfuerzo y habilidades

  • Se ajustan a un elevado autocontrol y son persistentes

  • Están dispuestos a dedicar su tiempo a la consecución de sus metas

Las diferencias individuales proviene de la estructura de la personalidad de cada uno, algunos dirigimos nuestro impulso a la consecución del éxito y otros a evitar el fracaso. Siendo entonces más susceptibles al premio o bien al castigo, además de la enorme importancia los modelos educativos y anclajes cognitivos que se aprenden desde la infancia.

Necesidades de afiliación y poder

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Otras motivaciones típicas son las de afiliación y las de poder, pero a veces las confundimos con la de logro. A modo de resumen, las primeras se refieren a la preocupación por establecer, mantener y restaurar relaciones amistosas, y las segundas a la preocupación por la reputación, la influencia y apantallar a los demás.

Motivaciones intrínsecas y extrínsecas

La motivación que surge dentro de nosotros mismos, por ejemplo el deseo de aprender para saber, esa necesidad de hacerlo bien por la propia satisfacción la llamamos intrínseca. La extrínseca se estimula desde el exterior a través de recompensas, por ejemplo, los bonos extras, el dulce que se le entrega al niño, etc.

La más potente sin duda es la intrínseca, por eso, si puedes darle un sentido más trascendental a aquello que haces por obligación seguramente te sentirás más motivado y contento.

Para terminar te dejamos con algunos tips para incrementar esa motivación y te recomendamos nuestra bibliografía de referencia que contiene algunas webs interesantes, pero no sin antes dejarte con un vídeo que nos ha encantado.

PSICOTIPS PARA AUMENTAR TU MOTIVACIÓN

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Por Karemi Rodríguez Batista

Fuentes

  • Bermúdez, J., Pérez-García, A. M., Ruiz Caballero, J. A., Sanjuán, P. y Rueda, B. (2012). Psicología de la Personalidad. Madrid: UNED.

  • Conde Pastor, M., Rivero Expósito, M. P., Menéndez Balaña, F. J. y Sanz Aparicio, M. T. (2013). La psicología de la motivación. Madrid: Editorial Sanz y Torres.

  • La motivación (2007). En Enciclopedia de la Psicología. (Vol. 2, 35-57 pp). España: Océano

  • Micaela. (2009). 18 consejos para aumentar tu motivación. Recuperado de http://www.elwebmaster.com/articulos/18-consejos-para-aumentar-tu-motivacion

  • Webb, B. (2014). Elements of motivation. Recuperado de http://www.motivation-tools.com/elements/index.htm

Karemi Rodríguez Batista